lunes, 6 de noviembre de 2017

VIAJE A JAPÓN 3: TOKIO

Para finalizar los post de nuestro viaje a Japón no podía olvidar hablaros de nuestro último destino: la inmensa Tokio. 


Tokio es la capital de Japón, localizada en el centro-este de la isla de Honshu, concretamente en la región de Kanto. Con una población de 13 millones de habitantes, se subdivide en 23 barrios, 26 ciudades, un distrito y cuatro subprefecturas. Por tanto, y como podréis imaginar, es el centro de la política, economía, educación, comunicaión y cultura del país.

Los turistas suelen visitar los barrios más conocidos de la ciudad en sus estancias en Tokyo, y la verdad es que es una ciudad que no deja indiferente a nadie. Como dije antes, es una ciudad inmensa, pero está increíblemente bien comunicada con sus lineas de trenes y metros. En nuestro caso, como llevábamos el Japan Rail Pass, íbamos y veníamos a través de las líneas de trenes tantas veces como queríamos. 


Nos alojamos en un apartamento en el barrio de Shinjuku, conocido como el barrio financiero de la ciudad, y por ello cuenta con un gran ambiente a todas horas del día. Además, la estación de Shinjuku es la segunda más grande de la ciudad, y estábamos perfectamente comunicados. He de decir que uno de los momentos más divertidos en Shinjuku fue disfrutar de uno de los típicos Karaokes japoneses. Era algo que me hacía cantidad de ilusión ya que gracias a los mangas sabía que es una de las grandes aficiones de los japoneses. Además, también me comí en Shinjuku el típico helado de hielo de soda azul, que vino genial para soportar el calor.







Tenía tantas ganas de "otakear" que lo primero que fuimos a visitar fue Ikebukuro ya que en uno de sus centros comerciales se encuentra el J-World, gran recreativo inspirado en las series más famosas de la revista de manga más vendida de Japón: "Shonen Jump", entre ellas "One Piece" "Naruto" y "Dragon Ball". Disfrutamos como niños aprendiendo a hacer una "kame kame ha", montando en la nube mágica y buscando las 7 esferas del dragón.









Nuestro segundo día en Tokio lo dedicamos al que es sin ninguna duda el barrio más popular: Shibuya. Que bien nos lo pasamos. Empezamos descubriendo la parte de Harajuku, donde vimos en primer lugar el Santuario Meiji y luego paseamos por la conocida como la calle de la moda friki: Takeshita Street, donde ya pude hacer la primera compra y, donde probamos los famosísimos crepes de está parte de la ciudad. Y de ahí, nos dirigimos al centro neurálgico de este barrio: el cruce de Shibuya. Nunca hubiera imaginado que cruzar un paso de peatones seria tan divertido. Como muchos ya sabréis, el cruce de Shibuya es famoso por que todos los semáforos de peatones se ponen en verde a la vez y al día es el cruce por donde más gente pasa, aproximadamente 2 millones de personas al día. Por supuesto, nos hicimos la típica foto con Hachiko, vimos el cruce desde el ventanal del Starbucks y hice mis compras de moda en el "Shibuya 109". Y para rematar el día, fuimos a cenar sushi en un restaurante que nos recomendaron unos amigos japoneses, buenísimo.










Le llego el turno al que llaman el barrio otaku y tecnológico de Tokio: Akihabara, atestado de tiendas de lo último en tecnología y electrónica, y de todas las cosas frikis que puedas imaginar: figuras, mangas, animes, recreativos (¡de 5 plantas!) videojuegos y videoconsolas de los años 9, merchandising, gashapons (las típicas maquinas de bolas, pero en gran cantidad...). Y de ahí llegamos andando hasta la zona de Ueno, muy conocida por su parque con un pequeño lago donde puedes alquilar una barca (en nuestro caso fue un "pato"), y por albergar el zoo de Tokio donde la atracción principal es el oso panda. Tuvimos la suerte que habían varios puestecillos de calle con comidas típicas japonesas y probamos el famoso "Kakigori", helado de nieve japones. 











El cuarto día lo comenzamos cogiendo el tren hasta el pueblo de Mitaka, donde visitamos el Museo de Estudio Ghibli, internacionalmente conocido por sus películas de animación del gran Hayao Miyazaki, ganador del Oscar a la mejor película de animación por "El viaje de Chihiro" en 2002, convirtiéndose en la única película de anime en llevarse la famosa estatuilla. El museo es un lugar mágico en el que por un instante parece que vuelves a la infancia, y es que de estos estudios nacieron animes como Heidi y Marco (sí, son animes), pero no es posible hacer fotografías en su interior. 

Una vez finalizada nuestra visita volvimos a Tokio y fue un medio día, tarde y noche sin parar. Estuvimos en la zona de ocio del Tokyo Dome comiendo un riquísimo tazón de ramen y comprando en la tienda oficial de la "Shonen Jump". De allí nos desplazamos a la zona con más glamour de Tokio: Roppongi, donde nos fotografiamos con la Torre de Tokio, paseamos por Roppongi Hills y nos encontramos con la exposición de Doraemons que solo puedes ver durante los meses de verano, y por último entramos a ver la exposición por el 50 aniversario de la revista "Shonen Jump" y para mí fue algo increíble. Muchísimas láminas originales de mangas conocidos por todos (Dragon Ball, Arale, Musculman, Oliver y Benji...) donde podías observar perfectamente cada trazo de la tinta y el gran trabajo que había detrás de cada una de ellas. Por desgracia, no podían realizarse fotografías. aunque yo me hice con una copia de una de las laminas en la tienda de souvenirs (que serían los viajes sin souvenirs). Para finalizar el día, como buenos japoneses nos tomamos una cerveza bien fresquita mientras cenábamos. 










El quinto día de nuestra estancia en Tokio lo de dedicamos a la turístico distrito de Asakusa, conocido por el templo budista de Senso-ji, y la gran cantidad de puestos de souvenirs que puedes encontrar. Así que ha eso básicamente dedicamos la mañana, a comprar souvenirs, y una vez acabadas las compras recuperamos fuerzas con unas platos típicos japoneses. 

Ya de tarde/noche había leído que se realizaba un pequeño festival de bailes tradicionales en el parque de Hibiya, donde nos tomamos una cerveza fresquita mientras disfrutamos de la música y el baile japonés. Cuando se hizo la hora de cenar decidimos volver al restaurante de sushi de Shibuya ya que nos encantó, y aprovechar para disfrutar de nuevo del cruce de Shibuya.






Y llegó el último día. Comenzamos haciendo una pequeña visita a la sede de Honda en Tokio, para después desplazarnos a la isla artificial de la bahía de Tokio: Odaiba, que cuenta con una gran zona comercial. Visitamos la zona, fotografiamos la Estatua de la Libertad, comimos en un restaurante italiano con vistas a la bahía, y hicimos algo, que si eres fan del manga romántico (como yo) debes de hacer sí o sí en Japón: montar a una noria, en este caso la segunda más grande de Japón. 






 Y así finalizó la gran aventura japonesa. Ahora nos queda un gran recuerdo de lugares realmente mágicos y diferentes y unas tremendas ganas de volver lo antes posible, ¿tal vez Tokyo 2020 Rober?

ARIGATO NIPPON!